lunes, 27 de febrero de 2012

Morrissey Concierto Movistar Arena : 26 Febrero 2012



Tras su comentada presentación en el Festival de Viña del Mar el 24 de febrero, Morrissey volvió a Santiago para ofrecer un concierto sin desperdicio la noche del domingo en el Movistar Arena. Curiosos y devotos repletaron el recinto del Parque O’Higgins y compartieron con el cantante inglés una velada cargada de rock, romanticismo, entrega y exigencias controvertidas.

Moz suele provocar las reacciones más antagónicas: amor u odio, admiración rotunda o desprecio. Se dijo que en Viña -un festival hecho para televisión y con una dinámica muy peculiar- exigió que los presentadores no vistieran prenda alguna de origen animal, que no le interrupieran y que no le dieran premios. Se dijo también que ya estando en el Arena demandó que no se vendieran hamburguesas ni hot dogs, y que los platos de sushi fueran retirados del salón VIP. Lo que algunos ven como autoritario, otros lo califican como un acto de coherencia: Morrissey es un estricto vegetariano y lleva años predicando en defensa de los derechos de los animales. No en vano el momento álgido de sus dos presentaciones en Chile estuvo marcado por el tema “Meat is murder”, con una puesta en escena completamente teatral, en la que la música da fuerza al documental que se exhibe en las pantallas y que muestra cómo se trata y mata a los animales que son consumidos como alimento.

A las acciones que invitan a la discusión, se sumó el hecho de que todos los integrantes de la banda -los guitarristas Boz Boorer y Jesse Tobias, el baterista Matt Walker, el bajista Solomon Walker y el tecladista Gustavo Manzur- salieran a escena con poleras en las que se leía (en inglés) “Odiamos a William y Kate” con una foto de los duques de Cambridge, en un claro acto de oposición a la familia real británica.
En lo estrictamente musical, el show en el Arena fue intachable. La voz de Morrissey se escuchó prístina, la banda sonó como cañón y el público cantó y gritó sin descansos. El inicio con “First Of The Gang To Die” y “You’re The One For Me, Fatty” desató un ambiente de celebración que se conservó a lo largo del concierto.

“There Is A Light That Never Goes Out” fue la primera canción de los Smiths que sonó en el Arena y le mereció a Morrissey una sentida ovación en medio de la música. Él respondió una y otra vez exclamando “Gracias” en español. Sin paños fríos de por medio, Moz continuó con “Everyday Is Like Sunday” y el público no dudó en seguirle. Luego, la banda brilló con “I Will See You In Far-Off Places”, fusión de rock y sonidos árabes.

A la interpretación de un tema nuevo, titulado “Action Is My Middle Name”, le siguió la tripleta más emotiva de la noche: “I’m Throwing My Arms Around Paris”, “I Know It’s Over” de The Smiths, y “Let Me Kiss You”, con Moz desnudándose el torso para dar más fuerza a la frase “mi corazón está abierto”.
“Please, Please, Please Let Me Get What I Want” y “Black Cloud” mostraron la faceta más depresiva y cruda del inglés, así como su capacidad para conmover y emocionar de golpe a 15 mil personas.
“How Soon Is Now?” marcó el cierre de la primera parte tras 90 minutos de sudor, euforia y música.

Algunos minutos después Morrissey y su banda volvieron y se pararon juntos en el frente del escenario para agradecer a un público que demostró que la entrega era recíproca. “Still Ill”, canción del disco debut homónimo de los Smiths (1984) fue el adiós definitivo de un concierto redondo que dejó satisfecha a la gran mayoría. Aún a los carnívoros y a los compradores de polémicas sin sentido.






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